La idea del señor Dom es la última obra (1934) escrita por el dramaturgo belga Fernand Crommelynck (1888-1970). Se trata de una farsa de tonos macabros y truculentos, en la que el autor se divierte pintando de paroxismo e incongruencia los rasgos sombríos de las relaciones pasionales y políticas entre la gente.

Mediante la historia de los celos y la venganza póstumos de una esposa, La idea del señor Dom nos muestra el nacimiento de una leyenda. Retomando las palabras mismas del autor, esta obra escenifica preguntas que se hace uno: “¿Cómo y de qué manera creamos nuestros ídolos? “¿En torno a qué núcleo circula una supuesta verdad?” Para obtener la respuesta (sigue hablando el autor): “La potencia creadora de la imaginación”.

Una mujer busca por doquier lo que no encuentra junto a su marido. Vive aventuras galantes, él sólo es una criatura amorfa y sin existencia, máscara muda calcada de la nada. Muere, y de repente se sabe que tenía una amante. Más aún: hay quien afirma que tiene una Idea. Así pues, el señor Dom tenía corazón y cerebro, a los que ahora se les suponen emociones y pensamientos.

La esposa, rabiosa al saberse engañada, sólo piensa en “matar” a ese muerto que de pronto se ha vuelto molesto. Tenerlo para ella sola, arrancándolo del corazón de su amante, para luego traicionarlo con el querindongo de turno. El pueblo y sus representantes oficiales, por su parte, y en nombre de la supuesta Idea, van a proporcionarle movimiento y calor. Resultado: “A la mañana del tercer día”, el difunto está más vivo que nunca. La potencia creadora de la imaginación ha creado un ídolo, el señor Dom, y una verdad, la Idea del señor Dom.

El estreno de La idea del señor Dom tuvo lugar el 26 de abril del 2006 en el teatro de l’Abbaye de Neümunster de Luxemburgo.